Mi pensamiento divagaba...
Una jarra de buena cerveza refrescaba el agobiante calor de la taberna. A pesar del ruido, mi mente recordaba pasajes de una vida que, hasta hace muy poco tiempo, no tenia motivaciones para hacer uso de una espada heredada de mi padre, premio del Emperador por defender como soldado imperial una antigua villa del ataque de unos orcos que formaban parte del ejercito de Morcar... el Emperador premiaba todo lo que al respecto de la lucha contra Morcar se refería, y más tarde el destino le premió con una buena mujer y un hijo, eso me decía...
Pero bueno, no es momento de recordar eso, es momento de armarse de valor e ir a la mesa de la esquina, donde están los soldados del Imperio en plena campaña de reclutamiento. Dicen que razas de todo el continente se están apuntando a la lucha.
Deben de pasar dificultades para venir a este pueblo a buscar voluntarios, he oído historias de grandes luchas en las montañas, y de magos que son solo mirarte, son capaces de comerse tu alma y manejar tus huesos como si estuvieses vivo... increíble.
También he oído que las pruebas para convertirte en Campeón Imperial solo las pueden superar titanes... eso tengo que verlo con mis propios ojos.
Madre, perdóname por lo que voy a hacer, tengo el presentimiento de que cuando volvamos a vernos, podré contarte que fue lo que me llevó a alistarme... volveré como un Héroe Imperial.
Vamos allá.