La Taberna

[Felix Jaeger]

Sentaos, camaradas, pues la noche es bulliciosa en este lugar. No, tu no tan lejos, que no me oiras con claridad. Quiero narraros una historia tan real como que un horrendo Troll trató de infiltrarse en esta ciudad. Escuchad atentamente e invitadme a unos tragos para soltarme la lengua, escuchad la historia que yo llamo: EL EQUIPAJE

     Hugo Hanson observó a la mugrienta multitud que se congregaba a su alrededor. La suciedad era palpable por todas partes, en los dientes de un muchacho, en el rostro de aquella niña, pero lo peor para el joven noble era la vulgaridad. Todos los que lo rodeaban en la Köningsplatz, la Plaza del Rey, situada en Altdorf, la mayor de las ciudades de todo el majestuoso Imperio, al que Hugo pertenecía eran miserables mugrientos. Si era sincero consigo mismo, a él nunca le gustó la idea de partir a la capital a ingresar en la Universidad. Prefería quedarse en la villa, incordiando a las criadas de su padre, el varón Hans Schreiber. Por desgracia, el obcecado varón se había empeñado en que su hijo recibiera la mejor de las educaciones. Hugo suspiró. ¿Dónde estaba su equipaje? Se lo había dado a aquella joven que le dijo que lo llevaría a su alojamiento. ¿Dónde estaba esa condenada mujer? No la veía por ninguna parte. Seguramente, se había marchado pensando que él la seguía. Ordenaría que le azotaran por negligencia. Se imaginaba la escena de la muchacha volviendo para pedir disculpas por su estúpido comportamiento, también podía escuchar sus suplicas para que no le dijera nada a su señor, él se mantendría ceñudo hasta que ella le ofreciera lo que él buscaba.

[Felix Jaeger]

     Los minutos pasaron y la sirviente aún no había vuelto. Una idea comenzó a abrirse paso en la mente del joven: le habían tomado el pelo. Le habían tomado el pelo y robado todo su equipaje. Maldiciendo la picaresca de la que los pobres hacían gala, Hugo echó una ultima ojeada a su alrededor. Él no era uno de esos pretenciosos nobles que no sabían hacer nada sin sus modelitos, no, él era diferente. Aún le quedaban coronas de oro, las suficientes para costearse otros ropajes y mandar un mensajero a la villa para que su padre repusiera la pérdida. Definitivamente él no era como el resto de los nobles, su casta era superior y lo demostraría en la Universidad. Mostraría el ingenio característico de los Hanson y su padre no sentiría sino orgullo. De repente, reparó en un joven noble (apenas un par de años mayor que él) que no había cesado de observarlo con mirada divertida. Molesto, Hugo se acercó a él con movimientos grandilocuentes. De cerca, reparó en que el personaje vestía con ropas ricas, aunque muy usadas, y portaba una peluca morena al estilo bretoniano. Olía a perfume barato, del que seguramente usaría una furcia. <<Tal vez sea un amanerado bretoniano>>, pensó Hugo.

[Felix Jaeger]

   - Disculpad, señor. ¿Nos conocemos? –las palabras que surgieron de la boca de Hugo estaban cargadas de énfasis.-No creo recordar vuestro rostro.

   - No, no nos conocemos –por el acento, Hugo supo que el sujeto no era un bretoniano, tal vez del norte del Imperio, aunque no tenia certeza de ello. -Aunque he de admitir que os la han jugado bien, magistralmente, añadiría.

   Hugo pensó que su rostro estaba enrojeciendo. ¿Quién era aquel que osaba tratarle como a un necio? Valor tenía, eso Hugo tenía que admitirlo, o no, tal vez en lugar de valor, el joven carecía de sensatez. El hijo del varón Schreiber abrió la boca para decir algo, luego la cerró de repente, para repetir la operación un par de veces más para diversión de su interlocutor.

   - ¡Oh, que modales los míos! –la exclamación estaba llena de falsedad ni siquiera contenida. –Mi nombre es Jakob. Artista por vocación, poeta por pasión. –Apenas había digerido las apresuradas palabras, Hugo fue arrastrado por el brazo hacia las abarrotadas calles de Altdorf. –Y por lo que veo eres nuevo en la ciudad. ¡Que divertido!

   Hugo no trató de zafarse del estrambótico noble. Simplemente se dejó llevar, a través de la gente  vulgar, chocando con ellos y abriéndose paso entre el gentío. Hugo rezó no contagiarse ninguna enfermedad ni parásitos.

   -¡Por el sagrado martillo! ¿A dónde me llevas?
   
   -Voy a darte la bienvenida  como es debido. Una persona lo hizo para mí, y veo justo continuar la tradición. –las palabras de Jakob parecían colisionar unas con otras.

[Felix Jaeger]

   Finalmente, lo condujo a un tugurio de la ciudad. Según le comentó Jakob esa zona era conocida como el Laberinto, uno de los lugares más peligrosos de Altdorf, pero que si se mantenía junto a él no correría apenas riesgos, puesto el riesgo era algo que no podía ser olvidado en esa zona. El hedor a animales, humanidad, cerveza aguada, estiércol y excrementos provocó arcadas en Hugo. Las risotadas se unían a los eructos y las cancioncillas entonadas por los borrachos. Varias prostitutas se paseaban por entre la gente, mostrando la mercancía, y otras trabajaban en una oscura esquina. Este lugar era un autentico caos, todo nuevo para Hugo, aunque le sorprendió el hecho de que no le desagradará. Si un sacerdote de Sigmar o un cazador de brujas viera todo lo que se hacía en la taberna, sin duda la quemarían con los tertulianos dentro. Tras unos momentos de aturdimiento, Hugo siguió a Jakob a la barra.

[Felix Jaeger]

   -Dos de tus mejores brebajes, tabernero. –Tras tomarlos y pagar con contadas monedas de bronce, lo condujo a una mesa vacía. No tenía sillas, sino bancos de madera podrida que crujían con bajo el peso de la gente. Ante la atónita mirada de Hugo, Jakob le dedicó una sonrisa. –A este lugar se viene a relajarse. Y si la bebida no basta, que no lo hará… -con un gesto indicó a dos prostitutas que se acercarán. –ellas lo harán.

[Felix Jaeger]

   Cuando cayó la noche, el tabernero echó a los últimos borrachos a la calle. Entre ellos se encontraban Hugo y Jakob. Hugo había disfrutado enormemente en el lugar, y aunque al principio se mostró cohibido, en seguida se desinhibió ante los ánimos de Jakob. Solo cuando éste ultimo vomitó gran parte de la bebida, Hugo se percató de que Jakob se maquillaba, es más no tenía buena cara en absoluto. Ambos se tambalearon por las calles, insultando campesinos y villanos, hasta que cayeron en un sopor demasiado fuerte como para resistirse a él.

[Felix Jaeger]

   El primer día en Altdorf marcó el camino a seguir por el antes orgulloso y ahora libertino Hugo. Mientras el varón Hans Schreiber pensaba que su hijo estudiaba, éste se dedicaba a tirar el dinero en prostitutas, cerveza, vino, rapé y decadentes lujos. Tres años después, Jakob murió horriblemente a causa de una enfermedad común entre los mujeriegos, la sífilis. Pero este triste destino no aplacó a Hugo; una vez pruebas el vicio, éste no puede ser dejado. Se rodeó de otros decadentes y mujeriegos. Y la verdad es que no desentonaba en el grupo para nada. Ahora él también usaba peluca, pero nadie sabía si era en honor de su difunto camarada. Lo que Hugo solía hacer en honor de Jakob era visitar prostíbulos y tomar a dos mujeres, <<una por Jakob>>, solía exclamar él. Tuvo suerte de que estas prácticas no llegaran a oídos de fanáticos, aunque aun así, cualquier fanático que tuviera conocimiento del estilo de vida del libertino lo tomaría por adorador de Slaanesh. Un nombre susurrado en muchos de los lugares que él frecuentaba en busca de un placer no antes probado, una nueva droga o un nuevo brebaje. Hugo tomó Altdorf como su hogar, en concreto el Laberinto, y ya no visitaba la villa. Cuando su padre le retiró los fondos, tras el escándalo acontecido al descubrir que su hijo aun no había pisado la universidad, se dedicó a vender poesía barata y malas pinceladas. Cuando se encontró en la ruin miseria, descubrió que necesitaba alguien de quien vivir. Fue entonces cuando tubo una genial idea, solo necesitaba una muchacha, y no precisamente en su regazo.

[Felix Jaeger]

              Leopold Mortiz bajó de la diligencia en la Köningsplatz, la Plaza del Rey, situada en Altdorf y observó a la multitud que se congregaba a su alrededor. La suciedad lo rodeaba por todos lados, tanto en la gente, como en el ambiente. Mucha gente se le acercó para hacer de “gancho”, haciendo publicidad de las posadas e intentando por todos los medios que el joven noble se hospedara en una de ellas. Una muchacha bonita le informó que era la encargada de llevarle a su alojamiento. Tan sumamente molesto estaba Leopold por la presencia de tanta plebe que no percibió la mirada de complicidad que lanzó la muchacha a alguien en el extremo de la plaza. Luego, cuando quiso saber a qué esperaba la muchacha para partir se percató de que no estaba ella. Ni el equipaje. Tras dar algunos pasos inseguros alrededor de la plaza con la esperanza de ver a la sirvienta, Leopold se encontró cara a cara con un joven noble aproximadamente de su edad. El joven  reparó en que el personaje vestía con ropas ricas, aunque muy usadas, gastadas y algo sucias, y portaba una peluca de pelo castaño al estilo bretoniano.

[Felix Jaeger]

   - Disculpad, señor. Busco a mi sirvienta –el tono del muchacho denotaba desconcierto.- ¿La ha visto por aquí? Es una muchacha baja, de pelo castaño claro…

   - No, no la he visto –el sucio noble le interrumpió sin reparos. -Aunque he de admitir que os la han jugado bien, magistralmente, añadiría.

FIN

[Jarcrome]

  Tio, desde luego se nota que sabes escribir  Sin duda eres un magnifico bardo 

Por cierto, ¿por casualidad has publicado algun libro? Porque desde luego tienes nivel para hacerlo. 

[Soulvader]

  He seguido de cerca la historia. Me ha encantado. La próxima vez que vaya al Laberinto (Garito friki de madrid donde hay una pila de cajas de heroquest, entre otros juegos) buscaré esas oscuras esquinas de las que hablas... 

[Felix Jaeger]

Tio, desde luego se nota que sabes escribir  Sin duda eres un magnifico bardo 

Muchas gracias por tus palabras, Jarcrome!! 

Por cierto, ¿por casualidad has publicado algun libro? Porque desde luego tienes nivel para hacerlo. 

Pues no, no he escrito nada en plan libro. Me publican relatos cortos en El Heraldo de Altdorf. Está muy dificil eso de que apuesten por ti en una editorial  ... y la verdad es que me tengo que poner con una novela que dejé en la página 50, creo... o empezar otra desde cero.

He seguido de cerca la historia. Me ha encantado. La próxima vez que vaya al Laberinto (Garito friki de madrid donde hay una pila de cajas de heroquest, entre otros juegos) buscaré esas oscuras esquinas de las que hablas... 

Jajajajaja!! Gracias por tus amables palabras!! Si ves algo raro en las esquinas, avisanos!!

[Jarcrome]

Pues no se si te suena, pero hay una pagina muy buena para que no tengas que preocuparte por las editoriales. Yo he estado investigando en ella porque a mi tambien me gusta escribir, aunque debo decir que tu claramente me superas jajaja

Mira la direccion es.... bueno te lo manod por privado no sea que me regañen los jefes 

[Felix Jaeger]

Mira la direccion es.... bueno te lo manod por privado no sea que me regañen los jefes 

Te lo agradeceria!! Y si me explicas como funciona mejor que mejor...

Si no te importa intercambiar historias me gustaría leer algo tuyo

[Jarcrome]

Ya te he dicho todo lo que se en un privado  (lamento que no sea de mucha ayuda).

Por cierto, ¿la historia que nos acabas de relatar la has escrito sobre la marcha o ya la tenias escrita de antes? Si la tenias de antes, ¿cuanto has tardado en hacerlo?

Curiosidad  ....

PD: Y ahora me voy a la cama que parece que la cerveza esta haciendo efecto...

[kalaman666]

MAGISTRALMENTE bueno, añadiria.

Muy bien llevad la historia si señor.

1saludo.

[Felix Jaeger]

Por cierto, ¿la historia que nos acabas de relatar la has escrito sobre la marcha o ya la tenias escrita de antes? Si la tenias de antes, ¿cuanto has tardado en hacerlo?

Pues estaba escrita de antes. Ese relato tiene su historia. Se estaba haciendo un especial del Heraldo de Altdorf y yo me había comprometido a hacer un relato para ese evento (en concreto el tema era las clases sociales). El caso es que no encontraba inspiración, así que aguardé... hasta la madrugada en la que tenía que entregarlo. Me puse delante de una hoja en blanco y procedí a escribir lo primero que se me venía a la cabeza y en lugar de pensar en cómo seguir la historia me iba dejando llevar por ella, o sea que el final no lo sabía ni yo hasta que lo escribí. Tardé menos de una hora en escribirlo (supongo que de ahí algunos fallos que se ven...) y lo envíe. El redactor quedó muy contento, y una vez más salvé el culo a tiempo. 

MAGISTRALMENTE bueno, añadiria.

Muy bien llevad la historia si señor.

1saludo.

Muchas gracias, kalaman666

Y ahora... ¿se anima alguien a contar una?