Ya ha pasado mucho tiempo de aquello, y como el crimen ha prescrito puedo contarlo.
Corrían los años ochenta, una tarde de sábado de invierno en la que mis padres, mi hermano pequeño y yo estábamos comprando en un hipermercado enorme (no recuerdo si era Pryca o Carrefour). Mientras mis padres se entretenían en las secciones de bricolaje y hogar, mi hermano y yo deambulábamos alegremente por la sección juguetes tantenado la oferta juguetera de ese año de cara a unas muy cercanas navidades. Hay pocas certezas en la vida salvo la muerte, pero mi hermano y yo teníamos una certeza: esas navidades caería un juego nuevo que habían sacado que se y llamaba Heroquest. Tenía una temática de fantasía medieval muy parecida a los libro-juegos de Dungeons & Dragons de editorial Timun Mas que yo hacía tiempo venía leyendo.
Pues bien, nos encontrábamos mi hermano y yo olisqueando por la zona de juegos de mesa cuando ante nuestros atónitos ojos un par de adultos (un chico y una chica, lo recuerdo como si fuera ayer) se estaban agenciando por todo el morro figuritas de una caja de Heroquest que había por allí abierta (y que ignoro si abrieron ellos). Recuerdo que iban sacando básicamente figuritas de color granate (los héroes).
Cuando tuvieron a bien terminar con el saqueo, mi hermano y yo no pudimos resistir la tentación y nos acercamos a ver "los despojos de la batalla". Vimos que todavía quedaban algunas figuritas, concretamente un goblin, un par de orcos y un guerrero del caos. Y en nuestra inocencia infantil, sabedores de que aquél juego lo habían dejado definitivamente inutilizado, rematamos a la pobre criatura agonizante, de modo que las últimas figuritas fueron a parar a nuestros bolsillos. Y os aseguro que desde ese momento hasta que nos montamos en el coche pasamos un rato horrible pensando que la seguridad del centro comercial nos iba a atrapar, detener y fusilar en el aparcamiento.
No ocurrió nada de aquello. Esas navidades nos compraron el Heroquest y nos pudimos permitir el lujo de tener un goblin, dos orcos y un guerrero del caos más.
Ese fue mi primer y creo que último crimen, relacionado directamente con Heroquest. Por peliculero y oportunista que parezca la historia, os aseguro que es absolutamente verídica. No me siento orgulloso de ello, pero las pasiones son así...incontrolables a veces.
